ITACA

ITACA

He pasado semanas intentando escribir este artículo, sabiendo lo que quería decir pero sin saber cómo empezar; con la sensación de encontrarme en medio de algo que tampoco sabía muy bien de dónde venía ni adonde me llevaba.

Hoy, por fin, me he sentado para empezar a escribirlo, justo por la mitad, quizàs para darme cuenta de que no era casualidad que estuviese conectando con esa sensación cuando intento poner en palabras lo que puede suponer transitar una maternidad o una paternidad inmersos en la vorágine de un duelo migratorio.

Las casualidades no existen. Así que hoy me atrevo a escribiros al terminar mi consulta, situada en un cruce de caminos, en medio de una ciudad construida a partir de otro cruce del que recibe su nombre. Un lugar de tránsito donde la gente llega y se va de manera constante, deteniéndose algún tiempo a modo de parada mientras prosigue su viaje.

¿Qué mejor escenario para poder conectar con ese sentimiento que En Medio de ninguna parte?

EMIGRAR: UN VIAJE HACIA ADENTRO

Quien decide emigrar lo hace empujado por un deseo de futuro que, por alguna razón, no encuentra en su lugar de origen, huyendo de algún peligro o empujado por una necesidad. En cualquiera de los casos hay una fuerza hacia adelante que es muchísimo más potente que la seguridad que nos ofrece la zona de confort que es nuestro hogar. Lo que pretendemos conseguir termina pesando más que cualquier certeza o apego y nos termina embarcando en un viaje hacia lo desconocido.

Llegar a un nuevo lugar conlleva sorpresa. Existe un momento de fascinación por lo nuevo que va a ir seguido de una comparación inevitable con lo que ya conoces. Incluso si lo vistaste anteriormente, el saber que vas a quedarte en un lugar pone a tu cerebro en un modo comparación que te va a mantener alerta y con todos los sentidos activados buscando aquella información que le proporcione algo de seguridad.

Lo hayas elegido libremente o te hayas visto obligado por las circunstancias; tardas poco tiempo en comprobar que para embarcarte en tu viaje has dejado atrás esa sensación de seguridad, de paz interna, de confianza y sostén al que llamamos hogar. Atrás ha quedado Itaca y nunca imaginamos lo que va a suponer alejarnos de ella hasta que dejamos de verla.

Ulises, un héroe, guerrero y semidios, lloró durante años a la deriva intentando alcanzarla. Encontró el valor de mostrarse vulnerable ante una pérdida que va más allá de un lugar. En el momento en el que se subió a su barco, se perdió en su sentimiento de No Pertenencia y su verdadero viaje fue volver a encontrarse.

Aquellas cosas que nos fascinaron en un primer momento puede que comiencen a irritarnos. Cuantas más diferencias haya entre ambas culturas, más nos costará encajar según qué cambios. Cuantas más dificultades y peligros enfrentemos en nuestro día a día, más añoraremos esos momentos de paz que conservamos en nuestra memoria.

NI DE AQUÍ NI DE ALLÁ

Pero si hay algo que nos confirme que Itaca no es un lugar, es regresar después de un tiempo a nuestra ciudad de origen. Todos esos recuerdos que atesorabas en tu memoria chocan, de repente, con la realidad de que la vida ha seguido sin ti. Darte cuenta de que, cómo en la canción, ya no eres “ni de aquí, ni de allá…” te transporta a esa deriva que vivió Ulises convirtiéndote en el protagonista de tu propia Odisea.

Como podéis leer en el texto de Achotegui que os dejo debajo de esta entrada, el duelo migratorio es, en realidad, un duelo múltiple. Son muchas las pérdidas y las adaptaciones que hay que realizar por lo que, por supuesto, va a depender en gran parte de las circunstancias. Independientemente de tus habilidades o recursos personales, no va a ser lo mismo emigrar solo, acompañado, o dejando atrás a una familia, con o sin trabajo, con o sin recursos, a un país donde se hable tu idioma o se hable otro, con perspectivas de mejora o en el bucle sin salida de la ilegalidad… las situaciones pueden ser radicalmente diferentes pero en todos los casos existe ese sentimiento de soledad que va contigo incluso cuando estas acompañado.

El sentimiento de estar huérfano de tribu…

EL DÍA EN QUE PENÉLOPE SE LANZÓ AL MAR

El flujo migratorio ha cambiado sus características a lo largo de la Historia, pero siempre ha estado movido por la fuerza de trabajo. Por tanto, son personas jóvenes y en edad reproductiva quienes ocupan el grueso de esas estadísticas que crecen cada año. En otras generaciones eran mayoritariamente hombres los que se embarcaban en esta aventura con la idea de regresar o de poder tirar de sus familias hacia una vida mejor. Pero en nuestro tiempo, el número de mujeres ha igualado e incluso superado las cifras masculinas, en un proceso llamado “feminización de los flujos migratorios” como respuesta a la creciente demanda de los países industrializados de mano de obra no cualificada para realización de tareas de cuidados y servicios bajo peores condiciones laborales.

Esta situación hace que también crezca el número de mujeres que asumen su maternidad en medio de esa deriva. Antes era más frecuente que una mujer enfrentase su maternidad sola porque su pareja hubiese emigrado en busca de un futuro mejor y en espera de volver a reencontrarse. Algo así como Penélope en la Odisea. Pero ahora muchas mujeres han pasado a ser “Ulisas”.

Si la maternidad es, precisamente, convertirse en ese puerto seguro al que volver ¿cómo se construye mientras me encuentro a la deriva entre lo que añoro y lo que anhelo?

Es curioso comprobar como muchas de estas madres te expresan esta soledad profunda, aun cuando conviven con el resto de la familia. En este caso, su falta de red tiene que ver con la falta de presencia de quienes también están transitando su deriva. Así, una vez más, hay madres que están solas incluso rodeadas de gente. Madres intentando encontrarse entre aquí y allá mientras a su alrededor unos lloran, otros huyen, otros se lamentan, o reniegan, o simplemente sobreviven…

Aquí La Rueda se vuelve más implacable que nunca. La separación de sus bebés es una constante porque la maternidad no está contemplada en alta mar. Y la paternidad, tampoco…

Hay veces que te separan miles de km y otras miles de horas de trabajo en condiciones muy adversas, sean por precariedad o por la necesidad de hacerte un lugar que está fuera de tu círculo de relaciones. La renuncia está ligada a la supervivencia y a las posibilidades de éxito.

“Hace 3 años que no puedo abrazar a mi hijo. Le dejé siendo un bebé y ya no me reconoce como su mamá. Ahora voy a tener otro bebé sin haber conseguido traerle.”

“Tengo que dejar a mi bebé al cuidado de otra persona para incorporarme a mi trabajo como interna con un solo día libre a la semana.”

“Soy abogada en un país extraño y me dan una oportunidad de trabajo que tengo que aceptar aunque renuncie a mi permiso de maternidad.”

“Cuido a mi bebé todo el día mientras los demás trabajan. Me siento agotada, exhausta, no conozco nada ni a nadie en esta ciudad.”

“Salgo a las 7 y vuelvo a las 21:00, no tengo suficiente dinero para comprar comida y mis hijos se cuidan entre ellos…Si me quedo en casa a cuidarles, nos quedaremos en la calle. Tengo miedo de que me los quiten.”

“Tuve que decir que mis hijos estaban en mi país para que me aceptasen en este trabajo…”

“Salí de mi país para buscar un futuro mejor para la familia que deseaba formar pero las circunstancias en las que vivo me impiden ni tan siquiera soñar con tener hijos”

Hay miles de frases que muestran las heridas, los dolores y los miedos que son los auténticos monstruos de estas odiseas. Por supuesto, he omitido los más terribles.

Cuando LA NADA te ha atrapado en los márgenes de la vida, empujándote hacia el abismo de la invisibilidad, LA GUERRA DEL TIEMPO se vuelve más cruel y más irremediable que nunca.

¿HABLAMOS DE LACTANCIA MATERNA?

Puede que haya pocos artículos donde poder explicar tan claramente porqué la Lactancia Materna es una práctica biopsicocultural que va muchísimo más allá de la alimentación, que es MÁS QUE LECHE.

Aparte de la crudeza de las situaciones de supervivencia que pueden llegar a enfrentar estas madres, que hacen totalmente inviable una lactancia materna, existen adaptaciones a la nueva cultura que también las dificulta.

Contamos con algunos estudios que relacionan el fenómeno de aculturación con la intención de amamantar, la frecuencia y la duración de la lactancia de las mujeres migrantes. (Os dejo reseñas más abajo.) Una de las conclusiones más relevantes de estos estudios es que a mayor nivel de aculturación hay un mayor descenso de las tasas de Lactancia Materna.

Curiosamente es un fenómeno que se va dando de forma creciente, no en mujeres que acaban de emigrar, sino conforme más tiempo pasa desde su llegada al país de destino y en sucesivas generaciones.

Esto es especialmente significativo en países donde la cultura del biberón es predominante. Más allá de la falta de recursos sociales, políticas de protección a la lactancia o las condiciones de trabajo de estas madres, parece ser un mecanismo adaptativo más para evitar la discriminación.

No podemos olvidar que aún hoy sobrevive el estigma que relaciona la lactancia materna con la pobreza y la exclusión social. Si hay una necesidad, es la de sentirse incluido en un lugar hostil.

En estas circunstancias, la decisión sobre la opción de lactancia se convierte en una estrategia cultural adaptativa.

De modo que, si venimos de un grupo humano basado en la colaboración y contamos con una tribu con la que criar a nuestros bebés y nos trasladamos a otro basado en la competitividad e individualidad, donde criamos prácticamente en solitario: nos inclinaremos instintivamente a copiar ese modelo de crianza para aumentar las posibilidades de supervivencia.

Integrarse sin perderse, convivir sin renunciar a nuestras raíces, es un enorme reto cuando atravesamos la etapa de la vida en la que reconstruimos nuestra identidad. Ser madre o padre es destruirse y construirse en muchas formas, muchas veces…

emigrar es perder la red que te sostiene… y ambas cosas a la vez es saltar al vacío mientas haces malabares con trozos de ti y un bebé.

Todo este coctel de estresores empujan hacia una “estrategia de vida rápida” con un enorme impacto en Salud sobre el que os hablaré con más calma en otro artículo. Así, a modo de adelanto, podríamos resumirlo como una gigantesca brecha de desigualdad invisible que nos condiciona a la precariedad por generaciones en nuestro intento de sobrevivir a un lugar hostil.

La forma en la que nos cuidan condiciona como interpretamos el mundo, como nos adaptamos y cómo nos relacionamos socialmente. Por tanto, es también una cuestión de Salud Pública (Narvaez D. 2019, 2020)

Por si no tuviéramos suficientes condicionantes, existe un marketing abusivo enfocado al enorme nicho de mercado que suponen estas familias. Se basa, precisamente, en proyectar la idea de éxito en el modelo de crianza de los países industrializados y a la idea de que los nutrientes que se adicionan a las fórmulas artificiales aportan algo que las madres no pueden dar.

Un entramado de ideas, muy bien hilado, basadas en la MALA LECHE de que nada de lo que eres ni de lo que hagas será SUFICIENTE para llegar al grado de bienestar y prosperidad que deseas para tu bebé. Por lo que ya se preocupan otros de venderte un sin fin de productos, enriquecidos, fortificados, ultra, pro, plus, Mazinger Z… con un lazo dorado y a 2×1; para que no les falte… “de ná”.

El remate en esta escena, ya que hablamos de mitología, será que a todos los mitos y leyendas sobre la Lactancia Materna que traíamos en el equipaje, se unirán los nuevos propuestos por nuestro país de acogida, más las prácticas de atención al parto, los protocolos establecidos de seguimiento posparto y los criterios de los profesionales que nos atiendan.

EL RETO DE CRIAR EN TIERRA EXTRAÑA

Toda esta ambivalencia entre el aquí y allá se trasladará también a la crianza. El principal objetivo siempre fue una vida mejor y, una vez que aquel futuro se materializó en presente, tendremos que equilibrar nuestro “corazón partío”; buscando la mezcla entre nuestros referentes y nuestro nuevo mundo.

Los hijos crecerán inmersos en la nueva cultura y su progreso necesita de integración a la vez que es importante trabajar el nexo de unión que les acerque a ese grupo de origen que comparten con sus padres.

El gran trabajo siempre será regar las raíces que les recuerdan de donde vienen mientras cuidamos las alas que les lleven al futuro por el que comenzó este viaje.

Tanto en un lugar como en el otro seguiremos necesitando PERTENECER. Da igual que nunca volvamos al punto de partida, la frontera con la que se encontrarán ellos estará en la puerta de casa. De enseñarles a cruzarla depende la alquimia de sentirse parte del mundo que nos empeñamos en dividir en los mapas.

De esta situación pueden darse reacciones, comportamientos o respuestas que no parezcan tener sentido desde la mirada supuestamente objetiva de un profesional sanitario. Sin tener en cuenta semejante tormenta emocional corremos el gran riesgo de enjuiciar, de perdernos en los detalles, incluso de causar nuevas heridas y convertirnos en un nuevo monstruo de la odisea de alguien.

Tampoco hubiésemos entendido las reacciones de Ulises si no hubiésemos conocido su historia. De hecho, fue conocerla lo que nos hizo considerarlo un héroe a la altura de los dioses.

Aquí, En Medio de Ninguna Parte, no tendría sentido poner otra piedra más en la mochila de quienes buscan ayuda en su camino; como no lo tendría convertirme en un cíclope que cargase de culpa a esa madre que se tiene que separar de su bebé durante todo el día porque no tiene un permiso remunerado de maternidad que le permita cuidarle. Esa madre que te confiesa que lo que de verdad teme es perderse sus primeros momentos o que, pasado un tiempo, al llorar busque en los brazos de otra persona su puerto seguro al que volver…

Tampoco a la que se queda encerrada en su duelo intentando criar como si no se hubiese ido, ni a la que intenta huir hacia adelante eliminando hasta su acento. Tampoco a la que me dice que no le importan los hijos que no ve ni a la que hace cosas que no entiendo.

Sólo puedo acompañarlas en sus decisiones (y en sus no elecciones), rascar recursos que les alivien su carga, y ofrecerles una tabla en medio de la tormenta para que no se pierdan en el mar; así sea con traductor de Google en mano.

Sociedades civilizadas somos cuando nos parecemos menos a los Dioses todopoderosos que juegan con los humanos, abandonándolos a su suerte, y nos empeñamos en ser personas que tejen redes, aunque estén inconclusas, que impidan que caigan por aquel abismo de la invisibilidad mientras construyen incansablemente su camino de vuelta a casa.

“AHORA DIME, ¿CÓMO PUEDO AYUDARTE A QUE ENCUENTRES TU CAMINO A ITACA?”

Itaca

“Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.”

POEMA DE KONSTANTINO KAVAFIS

Artículo publicado el 16 de Diciembre de 2022 (editado el 29 de Marzo de 2023)

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Achotegui, J. (2021). El síndrome del inmigrante con duelo migratorio extremo: el síndrome de Ulises. Una perspectiva psicoanalítica. Aperturas Psicoanalíticas (68) (2021), e2, 1-10

https://aperturas.org/imagenes/archivos/ap2021%7Dn068a3.pdf

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https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30003522/

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Kanatoula DD, Brenne S, David M. Wie beeinflusst der Akkulturationsgrad Stillabsicht, Stillhäufigkeit und Stilldauer bei Migrantinnen? Ein Review der Publikationen der Jahre 2014–2018 [How does the Degree of Acculturation Influence the Intention to Breastfeed, Breastfeeding Frequency, and Breastfeeding Duration in Migrant Women? A Review of the Publications from 2014-2018]. Z Geburtshilfe Neonatol. 2019 Oct;223(5):271-279. German. doi: 10.1055/a-0821-6070. Epub 2019 Feb 6. PMID: 30727000.

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https://www.researchgate.net/profile/Jonathan-Wells-6/publication/228627043_The_role_of_cultural_factors_in_human_breastfeeding_Adaptive_behaviour_or_biopower/links/00b495162fa6ad85ea000000/The-role-of-cultural-factors-in-human-breastfeeding-Adaptive-behaviour-or-biopower.pdf (recuperado de la red)

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Narvaez, D., Woodbury, R., Gleason, T., Kurth, A., Cheng, A., Wang, L., Deng, L., & Gutzwiller-Helfenfinger, E., Christen, M., & Näpflin, C. (2019). Evolved Development Niche Provision: Moral socialization, social maladaptation and social thriving in three countries. Sage Open, 9(2).

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Zlotnik, H (2003), The Global Dimensions of Female Migration,

https://www.migrationpolicy.org/article/global-dimensions-female-migration

This Post Has 3 Comments

  1. Elisa

    He leído este artículo entre lágrimas. Soy de las mujeres que ha emigrado a este maravilloso país, y hoy vivo entre el sentimiento de miedo de retrasar mi maternidad y el impulso constante de luchar por una estabilidad económica, sin dejar de mencionar cuanto extraño abrazar a mis padres. Gracias Elia por escribir este artículo que refleja la realidad que hoy viven las mujeres que emigran, cuya estadística ya es considerable.

  2. Ana

    Maravilloso post. Si ya es difícil ser (mejor dicho, que te dejen ser) madre en este mundo que nos ha tocado vivir, es de héroes serlo lejos de todo lo que conoces. Me ha encantado leer cómo lo describes, tanto lo bueno como lo malo que tiene salir de tu “casa” a ese mundo tan grande.
    Y el sentimiento de no pertenecer a ningún sitio, buf, es horroroso. Duele, y mucho, y lo peor es que mientras más tiempo pasas fuera, más se acentúa.
    Solo espero que todo lo que pasamos los padres que estamos en esta situación, sea por el bien de nuestros niños. Sólo con eso merecería la pena todas las lágrimas y los malos ratos.

  3. Mercedes

    Es un artículo que emociona y toca las fibras mas profundas tanto para el que emigra como para el que queda atrás.
    La mujer valiente siempre dando todo para una familia próspera y feliz y siempre por delante a sus hijos.
    Muy bonito e inteligente escrito.

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